No puedes guiar el viento

Vivo en un 2015 absolutamente catártico, algo que sólo parece poder solucionar, atravesar el próximo 31 de diciembre, y la esperanza de que esto lo cambiará.

En cualquier caso, ya le voy diciendo adiós a este año…

No obstante según he leído hace poco, es un buen año, por qué preocuparse es bueno, ya que nos ubica en la búsqueda de soluciones, y en el tomar partido. Decidir reduce la ansiedad y el estrés.

Valorando esto y tratando de acercar positividad a mi vida, he encontrado varios consejos que quiero aplicar desde hoy, y se resumen en:

Hacer una lista de cosas por las que nos sentimos agradecid@s, habitualmente el ambiente está cargado de negatividad, incluidos nuestros pensamientos, y la única forma de luchar contra ello, es ser conscientes de todo lo que tenemos, y lo afortunados/as que somos por ello.

Dar  afecto… según estudios científicos el contacto físico es fundamental, para la autoestima y más importante aún, para activar las endorfinas, las responsables de nuestra felicidad. Es decir hay que abrazar hasta que duela, con intensidad, que quien lo reciba se sienta querido/a, y en ese dar también recibimos.

Hacer meditación o mindfulness a diario, para tener la mente limpia, reflexionar, sin dejarnos llevar por los impulsos, es fundamental vivir en el ahora, en el momento presente.

De este modo nos será más fácil identificar las emociones, algo que subrayan es igualmente importante, para caminar con los objetivos definidos y no desviarnos de la ruta marcada; que siempre ha de ser aumentar el placer, y disminuir el dolor.

Tomar decisiones, esto como decía antes, aliviará nuestro malestar y aunque en algunas ocasiones consistirá en cortar relaciones o alejarnos del espacio de seguridad en el que nos sentíamos estables, a la larga será beneficioso para nuestra salud mental y en definitiva nuestra vida.

Como dice un proverbio chino:

«No puedes guiar el viento, pero puedes cambiar la dirección de tus velas.»